Ibiza es un paraíso
del desenfreno y la lujuria. Pero para un turista alemán de 51 años se convirtió
en un terrorífico escenario que bordeó la tragedia. Un juego sexual consistente
en ponerse una coraza de acero en el pene, casi le cuesta un daño irreparable.
Menos mal que las hábiles manos de un bombero y una radial obraron el milagro.
Todo comenzó en
las urgencias del hospital de Can Misses, cuando los sanitarios requirieron la
ayuda del Cuerpo de Bomberos ante la imposibilidad de poder quitar un juguete
sexual de metal que cubría completamente
los genitales de un asustado paciente teutón. ¿Para qué querría semejante
blindaje en una parte tan delicada? Quizás el frío roce con el acero suponga un
placer irrefrenable. Lo que no calculó es que el artilugio le estaba
produciendo tal opresión que su pene sufría una hinchazón de proporciones bíblicas.
La imagen del
equipo de bomberos entrando en el quirófano debió ser como una película de
humor negro. Una mesa de operaciones, un paciente con las piernas abiertas y un
‘obús metálico’ apuntando al infinito. Sin tiempo que perder se pusieron manos
a la obra. Con una radial con un disco especial para cortar acero, tardaron más
de dos horas en liberar el pene y los testículos del sufrido germano. Menos mal
que estaba dormido como un tronco (gracias a una anestesia general).
El trabajo fue
tan ‘duro’ (un calificativo que me viene que ni pintado) que tuvieron que
cambiar dos veces de disco y consumieron dos baterías. Tal fue la nube de
chispas que se montó dentro de la sala de operaciones, que parecían el
mismísimo Tony Stark fabricando su traje de ‘Iron Man‘.
Según declaró un
portavoz del Cuerpo de Bomberos de Ibiza, “es la primera vez que se ven
obligados a realizar una intervención de este tipo“. También añadió que en
otras ocasiones han colaborado con los sanitarios para retirar juguetes
sexuales pero “ninguna de las actuaciones fue tan complicada“. Este caso
demuestra que la tecnología alemana es excelente para cualquier tipo de
producto.
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